La primera prueba exitosa para Fulton había tenido lugar en París en 1793, cuando construyó una nave propulsada por una rueda de paletas que recorrió el Sena. Después, asociado con James Watt, inventor de la máquina de vapor, se apuntó otro éxito en EEUU, donde un barco bautizado con el nombre de Clermont se convirtió en el primer diseño viable comercialmente, recorriendo el Hudson en 1806 durante más de un centenar de kilómetros. La navegación a máquina había llegado para quedarse y a partir de ahi se precipitaron los acontecimientos.
El primer gran hito de los buques de vapor fue el SS Savannah, un navio híbrido (máquina y vela) construido en Nueva York como velero pero al que se añadió un motor antes de terminarlo a petición del comprador, Scarborough & Isaacs, una empresa de Savannah, Georgia (de ahí el nombre) que planeaba hacer singladuras transatlánticas y quería llevarse el prestigio y la publicidad de ser la primera en hacerlo a máquina.
El buque había partido de Savannah (Georgia, EE.UU.) el 24 del mes pasado. Las calderas de vapor sólo podían funcionar durante dos horas seguidas, y luego tienen que descansar, por lo que la nave cuenta, además, con completo conjunto de velas.
Como curiosidad comentar que esta nave fue vendida y reformada: a pesar del éxito y la fama adquiridos, comercialmente había sido un desastre por la escasez de espacio que dejaban el motor y el carbón (además del recelo), así que se le retiraron las máquinas y pasó a usarse como velero mercante entre Nueva York