Un terremoto es un fenómeno que se origina de forma natural e inesperada. En la actualidad se han realizado estudios para poder predecirse, pero no hay maneras certeras de determinar cuándo se generarán, solo probabilidades.
Este se caracteriza por ser una liberación de energía acumulada de forma violenta y súbita, que desarrolla movimientos en la superficie tanto imperceptibles como destructivos. La energía que los genera puede ser de origen natural o artificial mediante explosiones.
Es importante destacar que un terremoto es un movimiento sísmico del planeta en cualquiera de sus escalas, no únicamente cuando es notable y sus consecuencias son graves para la humanidad.
Además, etimológicamente su significado proviene del latín “terraemōtus” que separadas sus partes significa “terra” como tierra y “motus” como movimiento.
Cómo se forma un terremoto
Los terremotos se pueden formar por diferentes procesos en los que se acumula energía y se libera de forma brusca. El principal origen se genera por el movimiento de las placas tectónicas.
Estas placas componen la corteza terrestre del planeta y tienen una profundidad de 70 km aproximadamente, y están en constante movimiento, un proceso que le ha dado la forma a la distribución geográfica como la conocemos en la actualidad.
Los movimientos de estas placas no se detienen y son muy lentos, pero cuando se encuentran dos frentes, se pueden solapar una con otra o generar un enfrentamiento que acumula energía por la tensión que ejercen entre ellas.
Esta energía en determinado momento impredecible se liberará y dará origen a un movimiento terrestre que se llama terremoto.
Existen zonas llamadas fallas, que por sus condiciones geográficas y tectónicas permiten que esta actividad sea más común y el 90% de los terremotos mundiales se desarrollen por las mismas.
Origen de terremotos menos comunes
Un volcán al erupcionar o explotar produce energía en el subsuelo como consecuencia de los cambios y rompimiento de la corteza que genera el magma. Esta energía al igual que la tectónica puede generar movimientos en la corteza terrestre.
Otro factor, aunque menos probable, que puede generar un terremoto son las explosiones de gran magnitud que por el efecto mismo, causan ondas sísmicas originando movimientos superficiales o un fenómeno llamado ruido sísmico que es considerado como microsismos.
Los desprendimientos de sedimentos en las montañas, ciclones que cambian la presión atmosférica bruscamente y colapso de cavernas pueden generar microsismos, que a diferencia de los terremotos grandes, solo pueden ser detectados por un sismógrafo.
Localización de un terremoto
Un terremoto tiene dos aspectos fundamentales que permiten la caracterización de su ubicación.
Hipocentro
Este se define como el punto de profundidad en la tierra donde se origina la liberación de la energía que produce el terremoto y se divide en tres categorías:
- Superficial: menos de 70 km de profundidad
- Intermedia: desde 70 a 300 km de profundidad, por lo que se origina debajo de las placas tectónicas.
- Profunda: Mayor a 300 km de profundidad
Epicentro
Se denomina como la ubicación en la superficie terrestre que se encuentra exactamente arriba del hipocentro y dado su cercanía los efectos son más fuertes en esta zona.
Es el punto de la superficie de la Tierra directamente sobre el hipocentro, desde luego donde la intensidad del terremoto es mayor.